lunes, 10 de mayo de 2010

Aguas Marinas



Y heme aquí, sumergida entre frías aguas, sin que se me termine el aire, sin sentir desesperación. Aquí todo es paz y tranquilidad, no hay bullicio alguno, solo el suave murmullo del agua que se mueve, que va y viene sin cesar en una danza decadente. Solo el ruido de las olas que se estrellan en algún peñasco, desatando su gélido canto cuando rompen, cada vez más lentamente.

Sólo sintiendo el agua a mi alrededor, con su caprichosa corriente que fluye impasible. Acompañada por mi alma, y el agua. Solo el agua, siempre ahí; con sus burbujas susurrando silenciosas, apacibles.

Me siento bien, todo está bien. Es perfecto aquí, abro los ojos y observo a mi alrededor. Un azul profundo impregna todo, solo interrumpido por el vaivén de sus olas. Observo hacia abajo, e infinitamente lejos, alcanzo a distinguir un fondo de arena. No me muevo, solo estoy ahí sin hacer nada. Escucho los sonidos del agua y vivo de ellos, me alimento de ellos. No siento incomodidad alguna, ni siquiera necesidad de respirar. Aquí estoy bien, todo es bueno y tranquilo. No me hace falta nada.